El Desvelo nos muestra una historia familiar marcada por las tragedias y las distancias, por el quiebre de sus miembros y el alejamiento que los convierte casi en extraños. Es también una fuerte crítica social a esa imagen de felicidad y éxito que se proyecta como fachada, mientras detrás esconde grandes dolores y hechos dramáticos. Es un libro que muestra además los vaivenes sociales, la migración, el arribismo, todo desde un punto de vista interno, reflexivo y escalofriante.
Una familia de tradición, venida a menos, social y familiarmente reducida a la conjetura sobre sus miembros y sus extrañas formas de actuar. De Santiago a Lima y también en Estados Unidos, los personajes se disgregan y distancian, como si el hecho de partir o alejarse les hiciera creer que podrán vivir en paz, tal vez en la medianía de la tranquilidad. Cada uno de los que se ha ido tiene algo que ocultar o por qué huir. Y esa condición, especie de exilio, marca toda la historia familiar que María José Poblete nos presenta en su libro. El regreso los complica: “Sería como una mala copia de lo que habían sido, cuando estaban todos juntos y el futuro era todavía incierto.”
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